Informe de trastornos del comportamiento
Informe de trastornos del comportamiento
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Historial clínico
Pedro, un chico
de 13 años, acude a su pediatra por un cuadro vírico de vías respiratorias
altas acompañado por su madre. Al finalizar la consulta, la pediatra pregunta
por su rendimiento escolar y su comportamiento, ya que Pedro está diagnosticado
de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), subtipo
combinado, y se encuentra en seguimiento en salud mental desde los 6 años. Su
tratamiento actual es metilfenidato de liberación osmótica, 54 mg, con el desayuno.
La última cita en salud mental se ha realizado 4 meses antes y la siguiente
está programada para 24 días más tarde. Aparte del diagnóstico de TDAH, no
tiene otros antecedentes personales o familiares de interés. La pediatra conoce
a Pedro desde su nacimiento y también conoce a casi toda su familia, ya que ha
sido la responsable de la asistencia médica de varios de sus primos y de su
hermana, de 4 años.
La
madre le comenta a la pediatra que ese último año Pedro, que cursa primero de
la secundaria, por primera vez ha suspendido varias asignaturas, y que está muy
preocupada por el comportamiento de su hijo. Aunque ya se habían producido
empeoramientos de su comportamiento otras veces, desde que está en tratamiento
con metilfenidato (hace ya 6 años, pues empezó a tomarlo a los 7 años de edad)
las dificultades se habían resuelto al aumentar la dosis; sin embargo, con el
último incremento 4 meses antes (pautado por el psiquiatra infantil), de 36 a
54 mg, no ha observado ninguna mejora.
La
sintomatología que presentaba en el momento del diagnóstico del TDAH y antes de
comenzar el tratamiento farmacológico era la siguiente:
-Problemas conductuales leves, como peleas esporádicas con
otros niños.
-Desobedecer las normas dentro del aula.
-Dificultades para esperar en una fila.
-Meterse en los asuntos de los demás.
-Levantarse mucho en clase.
-Correr y saltar en situaciones inapropiadas.
-Hablar mucho.
-Tener olvidos frecuentes con el material escolar.
-No retener indicaciones.
-No terminar los deberes escolares, no prestar atención en
clase y tener dificultades para acabar las actividades en el aula.
Debido
a la escasa experiencia en psiquiatría infantil que tenía la pediatra en aquel
momento, decidió remitir a Pedro a salud mental. Ahora, en cambio, como tiene
más experiencia, decide analizar el caso en profundidad.
Vuelve
a citar a Pedro y a su madre tres días después y realiza una anamnesis
detallada sobre la sintomatología. Habla con los dos a la vez y después con
cada uno por separado. Los datos más relevantes de las entrevistas son los
siguientes:
-Desde hace 8 meses Pedro tiene peleas con sus compañeros de
clase; en los 2 últimos meses se han hecho más frecuentes.
-Desde que empezaron las peleas con los compañeros, el niño
muestra también una actitud de desafío a las normas y órdenes de los
profesores.
-En el entorno familiar, desde hace 6 meses, Pedro se niega
diariamente a seguir las indicaciones que se le dan, muestra conductas
desafiantes y retadoras, y ha amenazado físicamente a su madre varias veces,
sin que se hayan producido agresiones.
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Diagnóstico
Además del TDAH, un trastorno negativista
desafiante.
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Diagnóstico diferencial
Trastorno disocial.
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Evaluación
Aunque no da la impresión de que consuma
tóxicos, la pediatra solicita un análisis de tóxicos en orina (previamente lo
ha hablado con Pedro y sus padres). También pide a la madre, al padre y a la
tutora que cumplimenten el test de Conners y el cuestionario de cualidades y
dificultades (SDQ). No existe informe psicopedagógico, por lo que la pediatra
realiza un pequeño informe para la orientadora escolar en el que solicita una
evaluación educativa. Los resultados del test de Conners y del SDQ indican
anormalidad en las escalas de conducta, hiperactividad y problemas con
compañeros.
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Tratamiento seleccionado
Recomienda a su madre una serie de estrategias
de modificación de conducta, que incluyen los refuerzos positivos, la técnica
de extinción y unas pautas para realizar los castigos. Recomienda que en el
entorno escolar se lleve a cabo una intervención específica, coordinada por la
orientadora del centro, y que acuda a salud mental para que un psicólogo amplíe
la intervención psicológica (ya que hasta el momento sólo había acudido a
consulta con un psiquiatra infantil). Además, propone una reunión de
coordinación con todos los profesionales implicados. Por último, le comenta a
la madre que, si el comportamiento del niño no mejora en los meses siguientes,
se puede añadir al metilfenidato un fármaco denominado risperidona.
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Evolución del trastorno
El
menor logra una mejora en su conducta, los problemas de conducta con sus
compañeros se vuelven menos y deja de retar a la autoridad.
Protocolo de tratamiento del mismo.
El tratamiento fundamental del TND es la psicoterapia individual, familiar
y grupal e implica trabajar con el niño o adolescente y los padres.
Psicoterapia individual
La psicoterapia individual suele emplear un enfoque cognitivo conductual
para aumentar la capacidad del paciente para resolver los problemas y sus habilidades
de comunicación y de control de la ira y el impulso.
Terapia familiar
La terapia familiar tiene a menudo como objetivo la introducción de
cambios en la familia, como por ejemplo, mejorar la capacidad de comunicación y
fomentar la interacción entre los miembros de la familia. La crianza de estos
niños puede ser una tarea muy difícil para los padres, quienes necesitan apoyo,
comprensión y habilidades que les permitan desarrollar enfoques más eficaces para
la crianza de los hijos.
Terapia grupal
La terapia de grupo con niños o adolescentes de su misma edad y problema,
a menudo, se centra en el desarrollo y utilización de las habilidades sociales e
interpersonales.
Psicofármacos
Si bien los psicofármacos no se consideran eficaces para el tratamiento del
TND, pueden utilizarse sólo si otros síntomas o trastornos están presentes (que
es más la regla que la excepción) y responden al medicamento.
Estrategias
y conclusión:
Considero
que adicional al tratamiento seleccionado debemos hacer una reunión con las autoridades
que el menor tiene, por supuesto los padres del menor, figuras de autoridad en
la familia, por ejemplo los abuelos en caso de que así lo sean, los docentes de
la escuela, para de este modo, poder utilizar las mismos reforzadores de conductas
y tener una línea de comunicación directa, logrando con esto un apoyo más
preciso al menor, ya que finalmente esta entrando en la adolescencia y es
necesario tener un control adecuado de la conducta del menor, para evitar que
se pueda ver influenciado por amistades no adecuadas, que lo pueda llevar a una
situación de consumo de sustancias dañinas.
Bibliografía:
https://lic.ieu.edu.mx/pluginfile.php/235689/mod_resource/content/1/Apuntes%20S2.pdf
https://www.cursopsiquiatriasema.com/caso-clinico-tema-4-trastornos-del-comportamiento/
http://inprf-cd.gob.mx/guiasclinicas/trastorno_negativista.pdf
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